Fascitis Plantar y Espolón Calcáneo, problemas que con el tiempo pueden limitar nuestra actividad diaria.
Se le llama fascitis plantar a la inflamación de la fascia plantar, banda de tejido elástico que va desde el calcáneo hasta la zona metatarsal. Esta estructura es la responsable de mantener el arco plantar, de absorver la energía del impacto del pie contra el piso y de proteger los metatarsianos (zona debajo de los dedos).
El síntoma principal es un dolor intenso en la zona interna del talon. Ese dolor suele ser más intenso en los primeros pasos que damos al levantarnos. Después de un rato, que ya hemos caminado un poco, la fascia se estira y suele disminuir la molestia.
Hay que tener en cuenta que cuando aparecen los primeros síntomas, debemos empezar a tomar medidas, ya que la fascitis se puede ir agudizando y empezar a ser un gran limitante en nuestra actividad diaria, sobre todo si tenemos una vida deportiva o permanecemos largo tiempo de pie o caminando.
El espolón calcaneo se manifiesta como una calcificación del tubérculo posterior interno del calcaneo. Se considera al espolon como la continuación natural de una fascitis, ya que la tracción continuada de la fascia hace que se genere dicha calcificación en el espolón.
Es muy común que se hagan esfuerzos por aliviar el dolor (con antiinflamatorios, fisioterapia) pero no se trata el problema de fondo y no se busca "destensar" la fascia. Para ello existen plantillas y taloneras especialmente indicadas para fascitis y espolón. En el caso de la fascitis se recomiendan plantillas de gel o silicona que alivien la tensión en el talón. Para el espolón calcaneo se usan plantillas y taloneras ahuecadas en la zona del talón, justamente para liberar al espolón calcaneo.